Cuántas veces habré escuchado esa palabra.
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Por jugar al fútbol.
Por jugar a las pistolas.
Por disfrazarme de “niño”
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Por gustarme el deporte y la ropa masculina.
Por dejarme llevar por lo que sentía y hacer lo que me apetecía en cada momento.
Por tener un aspecto diferente.
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Para que me entiendan, todas las niñas de mi clase tenían pechos, pelos sueltos y algunas empezaban a maquillarse.
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En mi caso, me desarrollé tarde (señal de la vida), siempre iba con coleta baja y ni siquiera sabía cómo se utilizaba el maquillaje, ni tenía, ni quería.
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Me llegaron a cuestionar tanto que no se hacen una idea lo que me repercutió, tanto en mis estudios como en mi desarrollo personal y social.
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Hubo tantos cuestionamientos que sentí por momentos que iban a acabar con mi mente.
Esto hizo que me infiltrara.
Que fuera alguien que no sentía.
Que fuera esa “mujer femenina” que debía ser.
Para no sentirme cuestionado, atacado o maltratado psicológicamente.
(Fui mi opción)
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Todo esto, en silencio.
..No era mucho de hablar.
Tampoco creía que sirviera de mucho.
Pero algo dentro de mí me decía “ESTO TE HARÁ MÁS FUERTE”
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Quizá les pueda llegar a parecer absurdo, pero ignoran lo que me ayudo “el disfraz de Saray”
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Saray ha sido mi mejor amiga.
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Vosotros podéis decir, pero..si eres la misma persona..WTF👀
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Saray tenía muchas cosas que no me sentía caracterizado, pero no podía controlar que fueran así, no sé si me entendéis.
Gracias a la testosterona que es sabía, no sólo te cambia lo que ves a primera vista, sino que tu mente se empieza a encajar con todo eso que sentías ser.
Por lo tanto, tu personalidad evoluciona.
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Por eso, cuando hoy intentan cuestionar que he sido “una mujer femenina” no me avergüenza, todo lo contrario, orgullo. Gracias a ser el intento de lo que tú veías pude ser la persona que soy ahora sin que tus cuestiones puedan afectarme ahora.
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Y entendí veintipico años después que la vida sólo me lo hacía para hacerme más fuerte
LA VIDA ME DIJO: HOY SONREIRÁS (Y MUCHO).